El aspecto, el
color, la textura y la luminosidad de nuestra piel nos dan idea del estado de
nuestra salud.
La piel es un
órgano que nos ayuda a diagnosticar muchas enfermedades del organismo: desde
carencias de vitaminas como ocurre en la anemia, trastornos hormonales como el
hipotiroidismo o infecciones víricas como la hepatitis. Todos estos trastornos
se expresan en la piel y estructuras anexas manifestándose con debilidad de
uñas, caída del cabello, cambio de color y palidez en la piel, erupciones
cutáneas, y cualquier otra anomalía.
Hasta las
enfermedades psicológicas como la depresión o la ansiedad se manifiesta en
formas de eccemas, psoriasis... todas ellas visibles a través de la piel.
Así pues, podemos
llamar a la piel como el órgano de expresión de nuestra salud tanto física como
psicológica.
Hoy en día,
sabemos que la alimentación influye en el aspecto de nuestra piel ya que hay
estudios que dan evidencia que: incrementando el consumo de frutas y verduras a
un mínimo de 5 raciones al día es posible cambiar el tono de la piel hacia un
color más luminoso, bronceado y saludable.
La Dra. Marta Garaulet, catedrática de Nutrición de la Universidad de Murcia, a
raíz de un estudio en el que evidencia la clara influencia en el consumo de
frutas y verduras y en concreto de ciertas vitaminas, fenoles y ácidos grasos,
en el estado de la piel, lanza un mensaje muy claro y atractivo para los
adolescentes: "Comiendo frutas y
verduras uno puede gustar más a los demás". La Dra. Garaulet, apoya la idea de que en este colectivo no sirve dar
los mensajes de salud, ni de antienvejecimiento, ni de prevención de
enfermedades, aunque suene un mensaje frívolo, es un mensaje que llega al
público en general.
Cada vez existe
más evidencia científica de que la nutrición de la piel empieza en el interior
a través de los nutrientes que consumimos de los alimentos y/o los complementos
dietéticos.
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