¿Puede contribuir
a la reducción de la actividad inflamatoria en algunas patologías crónicas?
En los últimos
años, los ácidos grasos poliinsaturados, en concreto Ω3 y Ω6 (AGPI), han recibido una gran atención como componentes de
la dieta y como supresores de las funciones inmunes, motivo por el cual se han
aconsejado en diferentes desórdenes de naturaleza inflamatoria, en enfermedades
de carácter autoinmune tipo diabetes tipo
1, celiaquía, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide,
fibromialgia, esclerosis múltiple, psoriasis, vitíligo, etc. Pero esta
supresión del sistema inmune puede llevar a una reducción significativa de la
protección del individuo frente a microorganismos de naturaleza infecciosa (virus, bacterias, hongos y parásitos).
Sin embargo, el
consumo de aceite
de oliva (constituido básicamente por ácidos grasos monoinsaturados -AGMI ácido
oleico-) modula también algunas de estas funciones, sin reducir la
resistencia inmune del individuo frente a agentes de naturaleza infecciosa.
Bajo esta
premisa, podemos afirmar que la ingesta de aceite de oliva puede
contribuir a la reducción de la actividad inflamatoria observada en algunas
patologías crónicas caracterizadas por desórdenes inmunes, sin agravar la
susceptibilidad del organismo a agentes patógenos.
Ante dietas en
las que queramos dar un plus de alimentos con acción antiinflamatoria, debemos
aportar ácidos grasos poliinsaturados (aceite
de onagra, borraja, pescado,nueces, avellanas…), sin olvidar los ácidos
grasos monoinsaturados como los que contiene el aceite de oliva virgen.
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