La falta de
sustancias nutritivas que recibe el organismo procedente de la dieta influye en
los problemas de memoria.
Uno de los factores
relacionados con los problemas de memoria es la falta de sustancias nutritivas
que recibe el organismo procedente de la dieta. Factores como el ritmo de vida
actual, la falta de descanso nocturno, el estrés, el sedentarismo, la vida
pasiva… dificultan los procesos de memorización y aprendizaje.
Las bases fundamentales para nutrir el sistema nervioso central
son:
Dieta variada y
equilibrada, rica en alimentos de temporada, procedentes de producción
ecológica o de proximidad, ausencia de pesticidas u otras toxinas que puedan
interferir en los procesos de aprendizaje.
Dieta rica en
sustancias nutritivas con acción directa sobre el sistema nervioso central.
Como son las vitaminas del grupo B, los ácidos grasos esenciales, minerales
como el hierro, el magnesio y el zinc. Estas sustancias nutritivas las
encontramos en los alimentos y en el conjunto de una dieta equilibrada y o en
forma de complementos alimentarios.
Planificar bien
la jornada laboral, potenciar el descanso nocturno, practicar ejercicios de
relajación y meditación.
La importancia en
aumentar el consumo de ácidos grasos esenciales se debe a la relación directa
que hay entre dietas ricas en DHA/EPA
y menor padecimiento de problemas de demencia. Este ácido graso también se ha
relacionado con el correcto desarrollo neurosensorial en recién nacidos y en
niños.
En conjunto, los
ácidos grasos esenciales, W6 y W3, forman parte de las estructuras de
los fosfolípidos de membrana cerebral necesarios para el correcto
funcionamiento de las células del cerebro.
Alimentos ricos en ácidos grasos esenciales: lecitina
de soja, semillas de lino, nueces, almendras, avellanas, semillas de chía,
algas, pescado azul: sardinas, salmón, caballa, arenque, anchoas, atún, caviar,
mero, mujo y en menor cantidad el resto de pescados.
El hierro,
oligoelemento que participa en la correcta oxigenación de los tejidos y en la
producción de energía, mejora la síntesis de neurotransmisores y de las vainas
de mielina, elemento estructural que recubren las neuronas, células del
cerebro. En niños con trastornos de ansiedad e hiperactividad y situaciones que
dificultan el aprendizaje, se han detectado deficiencias de hierro.
Alimentos ricos en hierro: legumbres,
lentejas, garbanzos, tomarlos con alimentos ricos en vitamina C, carne de
caballo, ciruelas secas, pasas, verduras de hoja verde (espinacas, acelgas,
col…), carne de ternera, caballo de procedencia ecológica, chirlas, almejas,
mejillones, sardinas…
El magnesio,
oligomineral que participa en la correcta transmisión del impulso nervioso, gran
sedante y relajante muscular lo que le confiere efecto anti estrés, mejora la
concentración. La carencia de magnesio propicia estados de irritabilidad.
Debemos tener en cuenta que en los procesados de los alimentos se elimina su
contenido en magnesio.
Alimentos ricos en magnesio: frutos
secos, pipas de girasol, almendras, avellanas, cacahuetes. Cereales integrales,
arroz, pasta, pan integral, quinoa, avena, kamut, trigo sarraceno... Legumbres,
habas, guisantes, lentejas, garbanzos... Germen de trigo, levadura de cerveza…
El zinc,
oligomineral que interviene en el metabolismo de la melatonina (neurotransmisor que induce al sueño) y
en el funcionamiento de la vitamina B6,
mejora la capacidad de aprendizaje del niño y el adulto debido a que potencia
la concentración.
Alimentos ricos en zinc: germen de trigo, levadura de
cerveza, yema de huevo, harina integral, nueces, pipas de girasol, calabaza,
soja, derivados de la soja, avena, judías bancas, almendras, cacahuetes,
caracoles, cordero, ostras, yema de huevo.
Los
antioxidantes. Los radicales libres son los mayores responsables de la
oxidación celular y su posterior envejecimiento, facilitando la pérdida de
memoria.
Alimentos ricos en antioxidantes: frutas,
verduras y hortalizas. Naranja, mandarinas, pimiento, cebollas, col, coliflor,
frambuesa…
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