Todos nosotros
utilizamos el agua
para asearnos. En la mayoría de los casos el agua que utilizamos está caliente,
y en raras ocasiones la utilizamos fría. Pero debemos saber que el uso de agua fría para ducharnos es excelente para el organismo, ya
que no solamente mejora la piel de forma externa, sino que tiene una importante
repercusión en el funcionamiento de nuestro organismo a nivel interno.
El agua fría no solamente activa la circulación, sino que es
una buena manera de aliviar tensiones, estirar la piel y realizar un efecto
exfoliante que elimina células muertas de la superficie de nuestra piel. Al
actuar como un activador de la circulación sanguínea, las duchas de agua fría
actúan como un reconstituyente y relajante muscular. Después del ejercicio es lo
mejor para poder activar nuestro cuerpo y devolver a los músculos a su estado
habitual. Además, es muy beneficioso para el cuero cabelludo, ya que al
activarse la circulación sanguínea el riego mejora el estado general del
cabello dándole más fuerza.
Definitivamente, comenzar
el día con un baño de agua fría ayuda a estimular las defensas del organismo y
aumenta la producción de glóbulos blancos, fortaleciendo la resistencia del
organismo frente a posibles enfermedades, como el asma, la gripe y los resfriados.
El agua, además
de limpiar, también tiene un alto poder terapéutico y dinamizante, mucho
más cuando la misma sale a presión convirtiéndose en toda una cura de
vitalidad; bañarse bajo la ducha impide que se pierda la hidratación de la piel,
debido a que el contacto con el agua es menos prolongado, además, tonifica los
músculos y despierta los sentidos. Al estar de pie, los fluidos drenan las
articulaciones, el rostro y la parte superior del cuerpo, estimulando la
circulación sanguínea y luchando contra la retención de líquidos.
Es conveniente
empezar por introducir los pies e ir subiendo, poco a poco, por piernas,
muslos, caderas y cuerpo. En cuanto a los brazos, es recomendable comenzar con
las manos y seguidamente hacia los hombros. El recorrido tiene que ser siempre
en dirección al corazón para favorecer la circulación.
Si todos los días
tomas un baño de agua
fría, conseguirás tener energía física, desempeñarás el trabajo con
mayor eficacia y estarás al pendiente de todo lo que sucede a tu alrededor. La
baja temperatura del agua hace que sientas las piernas más ligeras y
descansadas, mientras que con el agua caliente, las venas se dilatan; con la
fría sucede todo lo contrario: las venas se contraen y se activa la
circulación, previniendo la aparición de várices y celulitis.
Así pues, los
baños con agua
fría contribuyen a tonificar los
músculos, pues aumenta y favorece la circulación sanguínea, produciendo más
oxigenación de los músculos, evitando la flacidez de la piel, que cubre los
senos, nalgas y rostro.
Ducharnos con agua fría aumenta las cualidades depurativas del organismo,
ya que las bajas temperaturas tienen un efecto diurético en el organismo,
ayudando de esta manera a evitar la formación de nódulos de grasa. En el caso
de los hombres son muy beneficiosas para aumentar la secreción de testosterona
y con ella mejorar la calidad del esperma. Así que a partir de ahora debemos
ser valientes y por lo menor terminar de ducharnos con agua fría para conseguir mejorar la salud.
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