De origen asiático, son bajos en calorías y deliciosamente versátiles, funcionando como la tapa perfecta.
Hace poco que
llegaron, pero lo han hecho con tanta fuerza que hoy están presentes en casi cualquier
renovación de carta. Se trata de los baos, una delicia china hecha de una masa
esponjosa y ligeramente dulce, rellena de todo lo que alcance la imaginación.
Nacho
Aguilar, copropietario del restaurante
La Lata de
Sardinas, donde los preparan por ejemplo de panceta, verduras y
sardinas con sisho en tempura, nos cuenta las claves del éxito de este exótico
bocado en nuestro país.
El bao, bau,
baozí o Min Pao es un pequeño bollito relleno originario de China pero muy
popular en todo el sureste asiático, donde se consume en casi cualquier puesto
de street food.
Está hecho de una
masa suave y esponjosa llamada mantou, elaborada con harina de trigo, levadura,
agua, leche y un toque de aceite, vinagre y azúcar. Su fórmula es muy parecida
a la del pan, pero al contrario que este, los baos no se hornean, se preparan
al vapor en esas típicas cestillas de bambú que vemos en cualquier restaurante
oriental. Esta masa se rellena de prácticamente cualquier cosa tanto dulce como
salada: cerdo, gambas, cangrejo, alubias rojas, dulce de coco, etc.
La masa del bao
es tan ligera que flota sin dificultad. Para conseguir esta textura tan
especial es fundamental encontrar el tiempo justo de cocción. El mantou es la
masa ideal para mostrar todos los sabores del relleno, neutra pero ligeramente
dulce y nada pesada.
Pero tan
importante como la masa es el relleno. Lo que nunca le debe faltar a un bao es
algo de verdura, ya sea a la parrilla, asada o en crudité. Eso y un toque de
gracia, de alegría, un cítrico, un picante, un toque para poner el ‘olé’.
Si tuviera que
elegir, diría que mis preferidos son los de cerdo ahumado, langostino, menta y
salsa kimuchi, porque aunque no lo parezca, el cerdo y el pescado siempre
encajan.
El bao se debe
tomar recién hecho y aún caliente, y aunque en Asia se toma sobre todo como desayuno y tentempié
entre horas, en Europa lo tomamos en las comidas principales. Y como toda buena
comida callejera, el bao se come siempre con las manos y con una servilleta
cerca, porque puede pringar bastante.
En La Lata de
Sardinas podemos degustar unos
deliciosos baos de panceta con verduras
a la parrilla y chutney de mango, naranja y clavo con guarnición de arroz o los
favoritos de Nacho, a base de cerdo y langostino, entre otros.
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