Para
saber si un melón es dulce y ha madurado correctamente, debemos fijarnos en el
rabillo que tiene en un extremo. Si el rabillo tiene diferentes tonalidades o
está excesivamente duro es que entonces el melón no ha madurado correctamente y
lo más probable es que no esté dulce.
Por
el contrario, si el rabillo está seco y blando, el melón está maduro y tiene
muchas posibilidades de ser dulce o muy dulce, depende de la variedad. En
algunas partes de España al melón que no tiene sabor dulce se le llama Pepe o
pepino.
Los
melones verdes, sin madurar, tienen un sabor parecido al pepino. De hecho, el
pepino pertenece a la misma familia que el melón y está considerado una
hortaliza.
Las
semillas del melón son muy nutritivas, de hecho, puedes hacer “leche” con
ellas. Según la variedad de melón podemos tener diversas formas, tamaños y
colores.
Pueden
ser grandes y pequeños, de color anaranjado, verde con manchas amarillas,
verde, totalmente amarillo o blanco, la forma puede ser ovalada o redonda.
Además de su uso alimenticio, en cosmética se emplea para elaborar mascarillas
faciales, ya que limpia la piel de impurezas.
Propiedades del melón
El
melón aporta las vitaminas A, B1, B2, B3, B6 y C. Como minerales resaltaremos
el potasio, magnesio, calcio y el fósforo.
Propiedades diuréticas.
Propiedades de laxante suave.
Propiedades
hidratantes. Tiene gran cantidad de agua.
Estimula
el apetito.
Beneficia el sistema renal.
Propiedades
antioxidantes.
Refuerza el sistema inmunológico.
Alivia los síntomas del resfriado y de los estados gripales.
Beneficia
la vista.
Mejora el aspecto de la piel y del cabello.
Ayuda al buen funcionamiento del sistema nervioso.
Ayuda
al buen funcionamiento muscular.
Contribuye a reducir los riesgos de contraer una enfermedad cardiovascular.
Previene
y elimina los ardores de estómago.
El melón consumido en verano previene los golpes de calor. Tiene una gran cantidad de agua y además nos aporta minerales que suelen disiparse con el sudor.
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