Con la llegada de
la primavera y los cambios de temperatura somos más propensos a padecer
infecciones y resfriados. Unos hábitos saludables y una prevención adecuada son
vitales en esta época.
Nuestro sistema
inmunitario está formado por células (leucocitos),
tejidos y órganos que actúan de forma conjunta para proteger nuestro cuerpo
de los microorganismos patógenos y las sustancias nocivas que pueden poner en
riesgo nuestra salud.
Cuando se produce
una infección, nuestro sistema inmunológico se pone en marcha para identificar
y eliminar a los agentes causantes de la misma: virus, hongos o bacterias.
El sistema
inmunitario se ve debilitado en aquellas ocasiones en las que tiene que hacer
frente a muchos ataques externos de forma simultánea, como ocurre en los
cambios de estación, especialmente en invierno y primavera, ya que no es sólo
por el frío, sino más bien por los cambios bruscos de temperatura a los que
exponemos a nuestro cuerpo en estos periodos.
Por otro lado,
ante el abuso de antibióticos, nuestro sistema inmune pierde efectividad porque
éstos acaban afectando a la flora intestinal.
Las bacterias se
vuelven muy resistentes a los antibióticos y hay que cambiar de antibiótico o
aumentar la dosis. Esto provoca un ataque a nuestra flora intestinal, por lo
que debilitamos nuestro sistema inmunitario, entrando en un círculo
vicioso del que cuesta mucho salir. De ahí que la prevención sea tan vital para
reforzar nuestras defensas.
La alimentación y el sistema inmune
Una alimentación
inadecuada puede contribuir a debilitar nuestras defensas. Un déficit de
vitaminas y minerales puede causar fallos defensivos en nuestro organismo y
propiciar la aparición de enfermedades.
Entre las principales vitaminas que deben estar en nuestra mesa
en estas fechas podemos citar:
Vitaminas
del grupo B
Vitamina
A
Vitamina
C
Así como los minerales, especialmente:
Cobre
Hierro
Zinc
Selenio
Para garantizar
un correcto aporte de estos elementos, lo ideal es llevar una dieta variada y
equilibrada, basada en alimentos de temporada y, a ser posible, de cultivo
ecológico.
Algunos
alimentos, como el polen o la jalea real, son especialmente
ricos en vitaminas y minerales, por lo que podemos tomarlos como complemento de
nuestra alimentación de cara a fortalecer nuestras defensas.
Las pautas de sueño
Dormir es una
actividad fundamental para que nuestro organismo pueda reparar los daños
celulares sufridos durante el día. El sistema inmune también necesita del
descanso nocturno para recuperarse.
Por tanto, si no
queremos comprometer nuestro sistema inmunitario durante el periodo invernal,
es necesario que tengamos unas correctas pautas de sueño, evitando trasnochar
y durmiendo entre 6 y 8 horas diarias.
Naturopatía y sistema inmunitario
La naturaleza nos
brinda algunas plantas y alimentos que pueden ayudarnos a combatir la bajada de
defensas en los cambios de estación:
Reishi
Maca
Propóleo
Polen
Jalea
real
Ajo
Uña
de gato
Equinácea
Otras pueden ayudar a paliar los síntomas de los resfriados y
gripes, tan frecuentes en esta época:
Los llamados antibióticos naturales: equinácea, astrágalo, regaliz, orégano
español, etc.
Para activar la
sudoración y la actividad de los riñones en procesos febriles, la tila,
la cola de caballo, el jengibre o el tomillo pueden
resultar valiosos aliados.
Para paliar los dolores
de garganta, el propóleo puede resultar de gran ayuda.
Sistema inmunitario y emociones
Nuestras
emociones y procesos mentales tienen su reflejo en nuestro sistema inmune. Se
ha comprobado que las terminaciones nerviosas están fisiológicamente conectadas
a los leucocitos, las células del sistema inmunológico.
De este modo,
mantener una actitud positiva puede contribuir a mantener nuestras defensas en
buen estado.
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