El zinc es un mineral esencial para nuestro
organismo. Está ampliamente distribuido en diferentes alimentos. Nuestro
organismo contiene de 2 a 3 gr. de zinc.
Más del 85% del total de zinc presente en
nuestro organismo se deposita en los músculos, huesos, testículos, cabellos,
uñas y tejidos pigmentados del ojo.
Se elimina principalmente en las heces a través de secreciones biliares,
pancreáticas e intestinales.
El requerimiento diario va desde los 2 a 10 mg. diarios y se encuentra
mayormente en productos de mar, carnes y lácteos, aunque también en frutos
secos y cereales fortificados. Su dosis diaria es cubierta naturalmente en una
alimentación normal.
Funciones:
· Colabora con el correcto funcionamiento de la glándula prostática y el
desarrollo de los órganos reproductivos.
·
Previene el acné al regular la actividad de las glándulas sebáceas.
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Interviene en la síntesis proteínas.
·
Interviene en la síntesis de colágeno.
·
Intervienen la respuesta frente al estrés.
·
Promueve la cicatrización de heridas.
·
Intensifica la respuesta inmunológica del organismo.
·
Es protector hepático.
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Es fundamental para formar los huesos.
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Forma parte de la insulina.
·
Aumenta la absorción de la vitamina A.
·
Interviene en el normal crecimiento y desarrollo durante el embarazo, la
niñez y la adolescencia.
·
Ayuda a mantener los sentidos del olfato y del gusto.
·
Ayuda a mantener las funciones oculares normales.
Fuentes naturales de Zinc
El zinc se encuentra en una amplia variedad de
alimentos. La absorción de zinc es mayor si este
proviene de proteínas animales que de proteínas vegetales.
·
Alimentos de origen animal:
Las carnes, el pescado, yema de huevo, carne de cordero, hígado, ostras, aves,
sardinas, mariscos.
·
Alimentos de origen vegetal:
La levadura de cerveza, algas, legumbres, setas, lecitina de soja, soja,
cereales integrales.
Deficiencia de zinc
La deficiencia de zinc ocurre a menudo como consecuencia
de una ingesta inadecuada, una absorción pobre o cuando la excreción de zinc está aumentada como así también cuando aumentan los
requerimientos de nuestro organismo.
Entre las principales causas podemos nombrar enfermedades como la
cirrosis hepática, la diabetes y la insuficiencia renal. Todas ellas generan
carencia de zinc. Así mismo las diarreas crónicas ayudan
a la disminución del zinc en nuestro
organismo. También el factor genético puede influir en la deficiencia; como en
la acrodermatitis enteropática, enfermedad hereditaria infantil que se
manifiesta como una incapacidad de absorber zinc de la dieta en
forma adecuada.
Tanto el exceso de sudor como el consumo de aguas duras provocan pérdida
de zinc.
La deficiencia o carencia de este mineral
ocasiona:
·
debilidad y manchas blancas en uñas.
·
pérdida de los sentidos del gusto y olfato.
·
piel con acné.
·
pérdida de apetito.
·
alteraciones oculares.
·
retraso en el desarrollo sexual.
·
alteración en el crecimiento.
·
pérdida del cabello.
·
cansancio y fatiga.
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Impotencia e infertilidad.
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debilidad del sistema inmune, susceptibilidad a procesos infecciosos.
·
aumento del nivel de colesterol sanguíneo.
·
cicatrización lenta de heridas y lesiones en la piel.
·
trastornos prostáticos.
·
Diarrea.
¿Quiénes pueden necesitar refuerzos
de zinc para prevenir su deficiencia?
·
mujeres durante el embarazo y la lactancia.
·
infantes y niños.
·
personas desnutridas o malnutridos (anorexia
nerviosa).
·
personas con diarrea crónica.
·
individuos con síndrome de malabsorción: enfermedad celíaca, enfermedad
de Crohn o colitis ulcerosa.
·
Alcohólicos.
·
pacientes sometidos a cirugía gastrointestinal.
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Vegetarianos.
·
Ancianos.