El croissant es
sin duda el rey del desayuno. Pocos son capaces de resistirse a su crujiente
textura, su particular sabor entre dulce y salado y el potente aroma de la
mantequilla.
Pero lo que ha
hecho del croissant la pieza de bollería más solicitada del mundo, es una
mezcla de características que lo hacen único y perfecto para consumir casi a
cualquier hora del día. Moncho López, alma máter de Levadura Madre,
nos cuenta las claves del éxito del croissant.
Comer una cosa u
otra es una decisión que depende de múltiples factores tanto fisiológicos como
emocionales, culturales e incluso económicos. Sin embargo, la atracción que
sentimos por los alimentos altamente calóricos es un hecho irrefutable que
todos hemos experimentado en muchas ocasiones.
La
explicación es muy sencilla: nuestro cuerpo está diseñado
para sentirse atraído por los alimentos con un mayor aporte energético, sobre
todo los dulces y grasos porque estimulan nuestras papilas gustativas y nos dan
una mayor sensación de placer y energía inmediata.
Por otro lado, la
ingesta de alimentos azucarados y de carbohidratos procesados como los que
están presentes en la bollería, que aumentan rápidamente la cantidad de azúcar
en sangre, provocan el aumento de algunas sustancias químicas como la dopamina
y la betaendorfina, que nos provocan sensación de placer.
Pero… ¿por qué el croissant?
Sin embargo,
estos datos no terminan de explicar por qué el croissant es la pieza de
bollería más demandada del mundo. Para
esclarecer este punto, todo un experto en la materia como Moncho López, propietario de las panaderías
Levadura Madre, nos explica las claves del éxito del croissant.
“Por un lado es un bollo muy sencillo pero a la vez muy
complicado. Parece una receta muy fácil de hacer, pero en realidad no es nada
fácil conseguir una masa hojaldrada con el punto justo de crujiente en todas
las capas” -
asegura Moncho.
“Tiene el equilibrio perfecto entre lo dulce y lo salado”, nos cuenta. Lo podemos consumir
con dulces como mermeladas o chocolates o con salado como fiambres o quesos. “Además es muy
versátil y tiene un tamaño muy polivalente”
- añade Moncho.
“Es liviano. No se hace pesado ni de comer ni de digerir, por
eso es apto para consumir a cualquier edad”. No es empalagoso
y mezcla bien tanto con el café como con los zumos de frutas.
Por último, pero
no menos importante, la experiencia sensorial que supone notar “el crunchy, crunchy de cada una de
sus capas. Diría que no comer un croissant a mordiscos es un crimen”,
sentencia el propietario de Levadura
Madre.
En resumen, el
croissant es un producto delicioso, ligero, versátil y asequible que combina a
la perfección con casi cualquier producto, así que como afirma Moncho: “de tan sencillo, ni lo toques”.
Panaderías de Levadura Madre:
C/
Alcalde Sainz de Baranda 16, Madrid – C/ Diego de León 61, Madrid
Obrador: C/ Doce de Octubre, 42 Madrid
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