Este mes de abril
en casi todos los pueblos y ciudades catalanas y en otros muchos lugares del
mundo, celebraremos la festividad de Sant Jordi y
con ella rememoraremos la leyenda que nos explica la tradición de regalar rosas
ese día.
Son muchos los
relatos que nos han llegado hasta nuestros días, de todos he elegido uno de mis
favoritos; “El
Dragón de Montblanc”:
Cuenta la leyenda que en la pacífica y tranquila villa de
Montblanc gobernaba un rey bueno y justo con sus súbditos gozando todos de una
saneada economía. Sólo había un inconveniente, tanto el rey como sus
conciudadanos no se mostraban muy piadosos y eran algo tacaños con sus ofrendas
a los santos, lo que disgustaba considerablemente al clero.
Un año, en el día de San Juan, un enorme Dragón de relucientes
escamas verdeazuladas, emergió de las aguas del río. Ante el espanto del
pueblo, el Dragón habló de la siguiente manera: “Por vuestra falta de piedad,
cada mes tendréis que entregarme a unos de vuestros tiernos jóvenes para que me
sirva de alimento o de lo contrario destruiré vuestras casas y campos”. Pasaban
los meses y el Dragón no obtenía su recompensa, cada noche sus espantosos
rugidos y llamaradas llegaban a todos los rincones de la villa.
En vano, los aldeanos y la corte suplicaron a los santos, de
nada sirvieron los sacrificios y los rezos de los monjes, todos tuvieron que acatar
la voluntad del Dragón. El rey tenía una hija que era respetada y muy querida
por todos, tanta era su bondad que se ofreció como primera víctima del Dragón. La
joven pasó la noche orando y al apuntar el sol, ataviada con una blanca túnica
y coronada de flores, se encaminó al encuentro del Dragón.
Fue entonces cuando apareció un caballero desconocido a galope
sobre un blanco corcel de crines plateadas. Tal era la reluciente presencia del
jinete que la princesa paró su marcha. Cuentan que sus armas refulgían como la
plata y que su manto era rojo como la brasa. En el escudo figuraba como enseña
una cruz roja sobre campo de oro. El caballero arremetió contra el Dragón que,
al presenciar su poder, retrocedió y se tumbó mansamente. El jinete, sin bajar
siquiera de su caballo, pidió a la princesa que atara la cinta de su vestido al
cuello del Dragón ya que sabía de la docilidad de los dragones con las bellas
princesas.
En comitiva, los tres se dirigieron hacia la villa en donde
esperaban sus habitantes consternados. El caballero pidió silencio y todo el
pueblo prestó atención a las palabras del misterioso y valiente salvador: “Soy
Jorge, soldado de Cristo. Esta joven pidió ayuda a María y a su hijo, por eso
recibí la misión de liberarla de la muerte. Que la cruz que os ha salvado corone
por siempre esta villa”. Y, dicho esto, el caballero trazó con su espada la
señal de la cruz sobre el amansado Dragón. Inmediatamente, el animal se
conmovió y de sus ojos brotaron lágrimas de sangre que al caer en la tierra se
convirtieron en hermosas rosas rojas.
Desde entonces, cada 23 de abril, festividad de Sant Jordi, se
celebra el triunfo del amor de un caballero valeroso, de una bondadosa
doncella, de un Dragón que no era tan peligroso y de un pueblo que recuperó la
tranquilidad y empezó a ser piadoso.
Los dragones son
personajes fantásticos que en KASH-LUMN Family Care
utilizan para trabajar con los niños, las emociones. ¿Os imagináis que
hace un dragón cuando se siente en peligro, ante una injusticia, si está loco
de alegría…? Como nuestro Dragón de Montblanc ¡lanzar una enorme
llamarada junto a un ensordecedor rugido!
Evidentemente, no hay que estar cerca de un dragón que manifieste dicha
reacción pero… si nos hacemos sus amigos, será cómo en la historia anterior,
una bella rosa que nos abrirá los ojos al amor.
En la infancia, el pensamiento mágico adquiere su mayor auge
alrededor de los 2-4 años. Durante ese período para la
mente infantil todo es posible, una simple flor se convierte en todo un
paraíso, el más fiero de los animales en un amigo fiel, los castillos de los
cuentos en fortalezas llenas de aventuras, las alfombras voladoras en un medio
de transporte ideal y los genios, los ogros, los caballeros y las princesa en
personajes a los que encontrarnos en cada esquina.
Muchas veces,
como adultos, interpretamos ese pensamiento como parte de la inocencia y de la
ignorancia infantil cuando en realidad es la etapa más importante del
crecimiento ya que nos conecta con la capacidad de imaginar y desarrollar la
creatividad.
Pintar dragones,
convertirlos en los protagonistas de historias increíbles, jugar con ellos en
miles aventuras nos brinda la oportunidad de trabajar las emociones.
Como adultos
hemos de observar y acompañar ese proceso. Por ello, una crianza emocionalmente
saludable es aquella que respeta el proceso natural de la infancia atendiendo a
su desarrollo emocional.
En KASH-LUMN Family
Care os ayudan a que ser padres sea una aventura apasionante y que
aprovechéis vuestros propios recursos y aquellos que os brinda el entorno para
favorecer el desarrollo de los hijos, su creatividad y su mundo mágico.
¡Qué
los dragones os acompañen!