El kale es
un tipo de col de hoja rizada que forma parte de familia de las brasicáceas
también llamadas crucíferas, lo que significa que es prima de la coliflor, el
brócoli, el repollo y las coles de bruselas, vegetales con los que estamos más
familiarizados en nuestro país.
En poco tiempo se
ha convertido en uno de los alimentos de moda por sus propiedades pero también
gracias a la tendencia actual de consumir zumos verdes.
Todos hemos visto
en las redes sociales innumerables fotos de batidos verdes y automáticamente
asociamos kale
con “saludable”, pero ¿sabemos realmente qué beneficios nos aporta su consumo
regular? ¿Por qué el kale es
considerado un superalimento? ¿Deberíamos incluirlo en la dieta?
1. Está lleno de antioxidantes y fitonutrientes beneficiosos. Las verduras de color verde
oscuro como el kale o
las espinacas, concentran una gran cantidad de fitonutrientes, lo que se
traduce en un alto contenido en antioxidantes. Estos nos protegen de los
radicales libres a los que estamos expuestos cada día a través de la polución,
el agua contaminada, los pesticidas, etc.
2. Mantiene los huesos en forma. El kale contiene
más calcio que la leche de vaca:
100
gr de leche de vaca aportan 120 mg de Calcio.
100
gr de kale aportan 135 mg de Calcio.
El calcio del kale es
mejor absorbido por el organismo que el de origen animal, ya que no viene
acompañado de caseína, lactosa y otras sustancias que dificultan su
digestión. A diferencia de otros vegetales de hoja verde, como las
espinacas, el kale tiene
muy bajo nivel de ácido oxálico, que interfiere en la absorción del
calcio, por lo que la asimilación de este mineral es mejor.
De todos modos
para aprovechar al máximo su contenido de este mineral se recomienda consumirla
cruda o en polvo, ya que cocinada siempre pierde una cierta cantidad.
3. Es una importante fuente de hierro. A nivel de densidad
nutricional, el kale tiene más contenido en hierro por caloría que la carne de
vacuno:
100
kcal de carne de vacuno aportan 1,3 mg de hierro.
100
kcal de kale nos aportan 3 mg de
Hierro, una importante contribución a
las necesidades diarias de este elemento sin las calorías extra, grasa y
colesterol de la carne.
Eso la convierte
en un alimento fantástico para veganos y vegetarianos, que quieran
controlar sus niveles de hierro.
4. Es una de las mayores fuentes de vitamina K.
Mantener un buen nivel de vitamina K es favorable para mantener el normal
estado de nuestros huesos, el normal crecimiento celular, regular los niveles
de azúcar en la sangre y ayudar a prevenir la calcificación de las arterias.
Es importante
destacar que el consumo de kale está contraindicado
en el caso de tomar medicamentos anticoagulantes, o tener problemas
cardiovasculares, puesto que su alto contenido en vitamina K puede
interferir en el tratamiento. En ese caso siempre se recomienda consultar con
el especialista.
5. Contribuye al normal funcionamiento del sistema inmunológico. 100 gr de kale nos
aportan 120 mg de vitamina C, el 200% de la dosis diaria recomendada. Esta
vitamina nos ayuda a mantener el sistema inmunitario preparado ante los ataques
externos.
6. Nos ayuda a tener una piel en buen estado.
Precisamente su contenido en vitamina C nos ayuda a la reparación celular
y estimula la producción de colágeno, manteniendo el normal estado de
nuestra piel, cabello y uñas. Otra importante función de la vitamina C
es que ayuda a absorber el hierro que precisamente se encuentra en los
vegetales.
7. Contribuye a mantener el normal estado de la visión. Otra de las vitaminas que
el kale contiene
generosamente es la vitamina A, una vitamina básica para mantener el normal
estado de salud de nuestros ojos. Por si fuera poco el kale también
contiene 2 valiosas sustancias para la salud ocular: la luteína y la
zeaxantina, dos antioxidantes que además de dar al kale su
característico color verde oscuro, ha demostrado su eficacia para ayudar
a prevenir las cataratas.
8. Ayuda a mantener la línea y a regular los niveles de azúcar. El kale es
muy bajo en carbohidratos y apenas tiene grasa: 100 gr nos aportan solo 35
calorías y la nada despreciable cantidad de 4 gr de fibra. Esta, además de ayudar
a la sensación de saciedad y regular el tránsito intestinal, consigue
contribuir a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre.
9. Es un antiinflamatorio natural.
El kale es
uno de los pocos alimentos que tiene mayor cantidad de ácidos grasos
omega-3 que omega-6. Una dieta rica en alimentos procesados y refinados es rica
también en omega-6, lo que estimula la inflamación. El kale por
su contenido en omega-3 ayuda a contrarrestar los efectos inflamatorios de una
alimentación desequilibrada en ácidos grasos.
10. Ayuda a mantener el normal funcionamiento del hígado.
Mantener el hígado en buen estado es vital para el buen
funcionamiento del resto de órganos.
El kale es rico
en sulfuros y activa una serie de enzimas que estimulan la producción de
bilis, contribuyendo a mantener el hígado limpio y en buen funcionamiento.
Es muy importarte
comprar siempre el kale de
cultivo ecológico, libre del contacto con pesticidas de síntesis ya que las
sustancias tóxicas se quedan fijadas a las hojas, la parte que consumimos.